domingo, 15 de noviembre de 2009

Lo han dicho (5)

Cuando alguien es incapaz de reírse de sí mismo, ha llegado el momento de que otros se rían de él.
THOMAS SZASZA

Hoy he visto una cosa absolutamente increíble: una persona con las manos en sus propios bolsillos.
MARK TWAIN

Mi sueño es el de Picasso: Tener mucho dinero, para vivir tranquilo como los pobres.
FERNANDO SAVATER

sábado, 31 de octubre de 2009

El yo es yoes

El mamífero racional, equivocadamente llamado hombre, realmente no posee una individualidad definida. Incuestionablemente, esta falta de unidad psicológica en el humanoide es la causa de tantas dificultades y amarguras. El cuerpo físico es una unidad completa y trabaja como un todo orgánico, a menos que esté enfermo. Empero, la vida interior del humanoide de ninguna manera es una unidad psicológica. Lo más grave de todo esto, a despecho de lo que digan las diversas escuelas del pseudoesoterismo, es la ausencia de organización psicológica en el fondo íntimo de cada sujeto. Ciertamente, en tales condiciones no existe el trabajo armonioso unitotal en la vida interior de las personas. El humanoide, en lo que concierne a su estado interior, es una multiplicidad psicológica, una suma de "yoes". Los ignorantes ilustrados de la época tenebrosa le rinden culto al "yo", lo endiosan, lo ponen en los altares, lo llaman "alter ego", "yo superior", "yo divino" y así sucesivamente. No quieren darse cuenta los sabihondos de esta edad negra en que vivimos de que "yo superior" o "yo inferior" son dos secciones del mismo ego pluralizado. El humanoide no posee un "yo" permanente, sino una multitud de "yoes" diferentes, infrahumanos y absurdos.
Como superior e inferior son dos secciones de una misma cosa, no está de más sentar el siguiente corolario: "el 'yo superior' y el 'yo inferior' son dos aspectos del mismo ego tenebroso y pluralizado". El denominado "yo divino", "yo superior" o "alter ego" es una triquiñuela del "mí mismo", una forma de autoengaño.
Cuando el yo quiere perpetuar su existencia se autoengaña con el falso concepto de un "yo divino" o inmortal. Ninguno de nosotros tiene un yo verdadero, permanente, inmutable, eterno o inefable; ninguno de nosotros tiene una verdadera y auténtica "unidad de ser"; desafortunadamente, ni siquiera contamos con una legítima individualidad.
Aunque el ego continúa más allá del sepulcro, tiene un principio y un fin. El ego o yo nunca es algo individual, unitario o unitotal. El yo es yoes. En el Tíbet oriental a los yoes se les denomina "agregados psíquicos" o simplemente "valores", sean estos últimos positivos o negativos. Si pensamos en cada yo como una persona diferente, podemos aseverar en forma enfática que dentro de cada uno de nosotros existen muchas personas. El pobre animal intelectual es semejante a una casa en desorden donde, en vez de un amo, existen muchos criados que quieren mandar y hacer lo que les viene en gana. El mayor error del pseudoesoterismo o pseudoocultismo barato es suponer que poseemos un yo permanente e inmutable, sin principio ni fin. Si esos que así piensan despertaran conciencia, aunque fuese por un instante, podrían evidenciar por sí mismos que el humanoide racional nunca es el mismo por mucho tiempo. Desde el punto de vista psicológico, el mamífero intelectual está cambiando continuamente.
Pensar que una persona con un nombre específico es siempre la misma, resulta algo así como una broma de muy mal gusto. Ese sujeto a quien se le llama de una manera, tiene en sí mismo otros yoes, otros egos, que se expresan a través de su personalidad en diferentes momentos. Y aunque la persona a quien conocimos no guste de la codicia, existen en ella otros yoes que sí son codiciosos, y así sucesivamente. Ninguna persona es la misma en forma continua, y realmente no se necesita ser muy sabio para darse cuenta cabal de los innumerables cambios y contradicciones de cada sujeto.
Suponer que alguien posee un yo permanente e inmutable equivale desde luego a un abuso para con el prójimo y para consigo mismo que se prestará a decepciones. Dentro de cada persona viven muchas personas, muchos yoes -unos mejores, otros peores-; esto se puede verificar por sí mismo y en forma directa por cualquier individuo despierto, consciente. Cada una de estas personas o yoes lucha por la supremacía, quiere ser exclusiva, controla el cerebro intelectual o los centros emocional y motor cada vez que puede, mientras otro lo desplaza.

jueves, 27 de agosto de 2009

La desgracia y el vicio

No caben dudas de que se ha dicho, escrito, impreso, gritado o gemido todo sobre la desgracia, salvo que nunca es la desgracia la que habla, sino cualquier charlatán dichoso en nombre de la desgracia; por otra parte, aquí se podría acusar en ese innoble sentido, es decir, hablar de desgracia como se habla de cortesía (tendríamos la conciencia sucia de ser unos groseros).
Se trataría de decir, escribir, imprimir, gritar, gemir que el vicio es una terrible desgracia, que el vicio es un abuso solapado y presuntuoso de su triste persona, que el vicio vestido de rojo es un magistrado o un cardenal, un policía antes que un asesino, en todo caso algo que reviste todo el siniestro y turbio aparato de la desgracia, lo que quiere decir también que, por supuesto, la desgracia es todo lo hipócrita y lo mudo. Además, las calles que nos gustan tienen la cara de la desgracia y uno mismo sólo pasa por ellas con figura de perro sarnoso. Más allá, nadie podría decir dónde y ni siquiera cuándo, cualquier cosa seguramente será posible, es decir que el enigma planteado por la desgracia se verá insolentemente resuelto bajo la forma del vicio. Motivo por el cual tan a menudo se dice: no hablemos de desgracias...

jueves, 20 de agosto de 2009

El hombre más feliz del mundo

Hace muchísimos años, vivió en La India un sabio, de quien se decía que guardaba en un cofre encantado un gran secreto que lo hacía ser un triunfador en todos los aspectos de su vida y que, por eso, se consideraba el hombre más feliz del mundo. Muchos reyes, envidiosos, le ofrecieron poder y dinero, y hasta intentaron robarle para obtener el cofre, pero todo intento resultó en vano. Mientras más lo intentaban, más infelices eran, pues la envidia no les dejaba vivir.
Así pasaron los años y el sabio era cada día más feliz.
Un día llegó ante él un niño y le dijo: "señor, al igual que tú, también quiero ser inmensamente feliz. ¿Por qué no me enseñas qué debo hacer para conseguirlo?
El sabio, al ver la sencillez y la pureza del pequeño, le contestó: "a ti te enseñaré el secreto para ser feliz. Ven conmigo y presta mucha atención. En realidad son dos los cofres donde guardo el secreto para ser feliz, y estos son mi mente y mi corazón. El gran secreto no es otro que una serie de pasos que debes seguir a lo largo de la vida. El primero, saber que existe la presencia de dios en todas las cosas de la vida, y por lo tanto, debes amarlo y darle gracias por todas las cosas que tienes. El segundo, que debes quererte a ti mismo, y todos los días al levantarte y al acostarte, debes afirmar: yo soy importante, yo valgo, soy capaz, soy inteligente, soy cariñoso, espero mucho de mí, no hay obstáculo que no pueda vencer: este paso se llama autoestima alta. El tercer paso es que debes poner en práctica todo lo que dices que eres, es decir, si piensas que eres inteligente, actúa inteligentemente; si piensas que eres capaz, haz lo que te propones; si piensas que eres cariñoso, expresa tu cariño; si piensas que no hay obstáculos que no puedas vencer, entonces proponte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas. Este paso se llama motivación. El cuarto paso es que no debes envidiar a nadie por lo que tiene o por lo que es, ellos alcanzaron su meta, logra tú las tuyas. El quinto paso es que no debes albergar en tu corazón rencor hacia nadie; ese sentimiento no te dejará ser feliz; deja que las leyes de dios hagan justicia, y tú, perdona y olvida. El sexto paso es que no debes tomar las cosas que no te pertenecen, recuerda que de acuerdo a las leyes de la naturaleza, mañana te quitarán algo de más valor. El séptimo paso es que no debes maltratar a nadie; todos los seres del mundo tenemos derecho a que se nos respete y se nos quiera. Y por último, levántate siempre con una sonrisa en los labios, observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno y bonito; piensa en lo afortunado que eres al tener todo lo que tienes; ayuda a los demás, sin pensar que vas a recibir nada a cambio; mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades y dales también a ellos el secreto para ser triunfador y que de esta manera, puedan ser felices."

viernes, 14 de agosto de 2009

Amistad verdadera

Te amo, no por lo que eres, sino por lo que yo soy cuando estoy contigo.
Te amo, no por lo que has hecho de ti mismo sino por lo que estás haciendo de mí.
Te amo por aquello de mí que estás haciendo que se manifieste.
Te amo porque pusiste tu mano sobre mi corazón y por haber pasado por alto todo lo frívolo y deleznable que no has podido dejar de ver en él; y has hecho brotar a la luz todo lo bello y radiante que tenía sin que nadie más se hubiera dignado profundizar lo bastante para encontrarlo.
Te amo por no hacer caso de lo vano en mí y asir sólo las posibilidades de bien que hay en mí.
Te amo por cerrar los ojos ante lo que es discordante en mí y aumentar mi musicalidad con tu reverente atención.
Te amo porque con los maderos de mi vida me ayudas a construir no una taberna, sino un templo, y con las palabras en mi vida, no una reconvención sino una canción.
Te amo porque has hecho más de lo que pudo hacer ningún credo para hacerme feliz.
Lo has hecho, sencillamente siendo tú mismo.
Después de todo, es eso lo que significa SER AMIGO.

domingo, 2 de agosto de 2009

Koan

Uno de los instrumentos más conocidos (pero menos comprendido) del budismo zen. El koan esencial es un aforismo que se presenta como enigma o adivinanza cuya solución sólo puede ser encontrada por percepción directa, no por el sentido común ni por razonamiento lógico.

Algunos ejemplos son:
"Dos manos que dan una palmada emiten un ruido. ¿Cuál es el ruido de la palmada de una sola mano?"
"Cuando cae un árbol en medio del bosque sin que nadie lo oiga, ¿qué ruido hace?"
"Un pato está atrapado en un frasco de cuello estrecho. ¿Cómo sacar el pato sin matarlo ni romper el vidrio? ¡Toma! ¡Ya salió!"

Normalmente van dirigidos a los discípulos para que mediten sobre ellos, en ocasiones durante años, y además para que el maestro evalúe el nivel de aprendizaje de estos; buscando un conflicto en la mente cuya única finalidad es propiciar la iluminación total.
En ocasiones el koan aparece como un problema absurdo, ilógico o banal. Para resolverlo el novicio debe desligarse del pensamiento racional y aumentar su nivel de conciencia para adivinar lo que en realidad le está preguntando su maestro, que trasciende al sentido literal de las palabras.

El camino
Joshu preguntó al maestro Nanse: --“¿Cuál es el verdadero Camino?”
Nansen respondió: --“El camino de cada día es el verdadero Camino”.
Joshu preguntó: --“¿Puedo estudiarlo?”.
Nansen respondió: --“Cuanto más lo estudies, más te alejarás del Camino”.
Joshu preguntó: --“Si no lo estudio, ¿cómo puedo conocerlo?”.
Nansen respondió: --“El Camino no es de las cosas que se ven, ni de las cosas que no se ven. No es de las cosas conocidas, ni de las cosas desconocidas. No lo busques, ni lo estudies, ni lo nombres. Para alcanzarlo, ábrete con la amplitud del cielo”.

La mente se está moviendo
Dos monjes estaban discutiendo acerca de una bandera. Uno dijo: La bandera se está moviendo. El otro dijo: El viento se está moviendo. Sucedió que el sexto patriarca, Zenón, pasaba justamente por ahí. Él les dijo: Ni el viento, ni la bandera, la mente se está moviendo.

domingo, 22 de marzo de 2009

La existencia material

Los geólogos estudian los estratos de la corteza terrestre para determinar el origen de la Tierra. Pero esos estratos se están creando y destruyendo a cada instante. Ahora son de una manera, y media hora después serán diferentes. Son continuamente cambiantes.
La naturaleza física se conoce como interminablemente mutable. Por lo tanto, uno no puede encontrar la fuente de toda la energía simplemente por observar la energía en sí misma. Ahora puede que los estratos terrestres sean negros, más tarde puede que sean blancos, y luego puede que sean negros otra vez. Así que los geólogos estudian el color negro, luego el color blanco, luego de nuevo el negro, etc., etc. Eso yo lo denomino "masticando lo masticado". Ahora hace frío, al mediodía hará calor, y a la noche hará frío nuevamente. En esa forma, toda la manifestación cósmica material está sujeta a distintos tipos de cambios. Hasta nuestros cuerpos están cambiando. Todo está cambiando. Pero, ¿cuál es la eternidad que está tras ese cambio? Ese es el tema que trata el verdadero conocimiento. Los científicos no encuentran esa eternidad, y, por lo tanto, están decepcionados. Ellos creen que el fundamento de todo es el vacío, la nada. Creen que la eternidad es cero. Y cuando se les pregunta de dónde proviene ese cero, responden: "Viene de la nada". Así que debemos preguntarles: "¿Cómo han aparecido las variedades?".
La conclusión es que la variedad es eterna, si bien las variedades cambiantes que los científicos estudian en el mundo material son temporales. Esas variedades son variedades-sombra. La verdadera variedad existe eternamente en el mundo espiritual.
Entonces, el universo material, ¿es como un espejismo?
Sí. Suponed que yo creo ver agua en el desierto cuando no la hay. Eso es una ilusión. El agua existe, pero no en el espejismo. En forma similar, las variedades materiales que vemos -las variedades de disfrute- son como el espejismo. Nosotros, las entidades vivientes, tenemos la función de disfrutar, pero estamos buscando el disfrute en un lugar falso: en una ilusión. Somos como los animales del desierto que corren tras el agua de un espejismo, y finalmente mueren de sed. Ellos no pueden calmar su sed con esa agua ilusioria. De igual manera, estamos tratando de manufacturar muchas cosas para satisfacer nuestra sed de disfrute, pero nos estamos frustrando a cada paso, debido a que la existencia material es una ilusión. Por lo tanto, verdadera inteligencia significa preguntar: "¿Dónde está la realidad? ¿Dónde está la sustancia eterna que hay tras la ilusión?". Si podemos avergiuar eso, podremos experimentar verdadero disfrute.

sábado, 28 de febrero de 2009

La rueda de la vida y la muerte

Vivir significa sufrir. Morir significa renacer y sufrir. El ciclo de la vida, la muerte y la reencarnación, conocido como Samsara, gira infinita e inexorablemente. La liberación sólo es posible mediante la iluminación, la sosegada conciencia de la unidad universal de todas las cosas. La iluminación es la anetesala del Nirvana, un escape de la rueda, la fusión con el Ser Único.
Estos son los dogmas del budismo, que, por otra parte, mantiene que el sufrimiento procede de la autoconciencia del yo, de la ilusión de estar separado de los demás. Entre las enseñanzas de Buda cabe señalar la que afirma que ninguna deidad contribuirá a desterrar esta ilusión paralizadora. Los individuos deciden su propio destino, creando con hechos e ideas el libro kármico que gobernará su camino hacia la iluminación. El trayecto puede resultar de extensión incalculable, por lo que son necesarias numerosas y sucesivas vidas humanas y no humanas en éste y en otros mundos.
El budismo, elegante en su simplicidad, ha adquirido complejidad en sus dos milenios largos de historia y de difusión desde la India hacia otras tierras. En muchas ocasiones, esta religión se fundió mansamente con otras creencias preexistentes. En el Tíbet, por ejemplo, incorporó aspectos pertenecientes a una religión animista llamada Bon. De esta manera, el budismo tibetano ha ido aceptando intrincados rituales y ceremonias, así como una serie interminable de cielos e infiernos, dioses y demonios. De todas maneras, los budistas, imperturbables ante todos estos elementos contradictorios, saben finalmente que -sea cual sea el camino que conduce a la iluminación- la meta sigue siendo inalterable e inevitable.

viernes, 27 de febrero de 2009

Lo han dicho (4)

La flor más pequeña, al abrirse, despierta en mí frecuentemente pensamientos demasiado profundos que me atormentan.
W. WORDSWORTH

El simple voto de una mayoría no constituye soberanía si se halla en evidente contradicción con las normas morales supremas y cierra deliberadamente los caminos al progreso futuro.
G. MAZZINI

Hay pocas cosas imposibles por sí mismas y, generalmente, no nos falta la constancia para obtenerlas, sino los medios.
LA ROCHEFOUCAULD