martes, 24 de junio de 2008

¿Piensan las máquinas?

Las nuevas sociedades informatizadas o posindustriales han pasado de los recursos de la tierra y el capital a la economía de los servicios y las telecomunicaciones. La cinematografía y la ciencia ficción han generado entusiasmos y recelos sobre el uso de los ordenadores, nuevos sentimientos y miedos ante una tecnología capaz de simular lo que hasta ahora se consideraba la parte más recóndita del hombre, su cerebro.
Desde los medios académicos que hoy trabajan con la inteligencia artificial se han hecho afirmaciones petulantes que han provocado debates en algunos casos innecesarios. ¿Piensan las máquinas? Con las tecnologías inteligentes nos enfrentamos al eterno debate de si las cosas son usadas o nos usan.
Lo importante es no rechazarlas generando fantasmas, mitologías y miedos, sino entenderlas para saber darles batalla si fuese necesario. La ciencia no es el problema, somos nosotros el problema. No podemos fabricar un enemigo de objetos y cuestiones que en sí son absolutamente neutras. En la actualidad, la antropología cognitiva destaca el error de diseñar máquinas pensando que sólo generamos otro instrumento más, y por lo tanto el comportamiento humano no puede obviarse en los nuevos diseños científicos y tecnológicos.
Más allá de utopías y hermosas ideologías, el futuro existe como probabilidad y la conciencia planetaria solo puede conseguirse con la intervención de la razón, la imaginación y la voluntad.

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